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1.2.11

Metamorfosis

Las luciérnagas danzan en mi ventana
el viento tibio cubre mis labios escarchados,
me reclino ante la luz que viste mis auroras
una suave melodía derrite los delirios de mi almohada,
me hundo en el lento descenso del sol en las montañas.

El silencio recorre mis huesos
y se confunde con las vibraciones de los recuerdos,
signos grabados en mis pupilas cautivas,
dilatadas de ti.

Crisálidas de fuego arañan mi esqueleto,
eclosionan y sus alas me queman al salir por la garganta,
me retuerzo en el movimiento de tu distancia
tus silencios revientan mis deseos.

Contemplo las memorias de tus manos
proyectando caricias que pintan las paredes rotas de mi morada
me miro al espejo, la locura asoma,
vendrás?

Tempestad muda,
olas embravecidas golpean mi cintura
horizonte llano,
el azul celeste deambula entre las sombras
que de la luna se deslizan hasta mis pies.

Vuelve la marcha fatalité
trepo por los pilares derruidos hasta alcanzar
los labios del silencio
me entrego al dolor de mis atavíos desgarrados.

La mariposa de fuego levanta el vuelo
me confundo en los suaves surcos que al viento dejan sus alas,
cierro los ojos,
giro envuelta en los distantes sueños
de mi ser suspendido en tus lunares.

Amanezco,
percibo el sabor de mi ser oxidado
las escamas brotan de nuevo entre mis párpados
estoy muda y delirante,
la locura me acaricia,
sonrío
las luciérnagas yacen tendidas en silencio,
bajo mi ventana.

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