A mi puerta llegó la niebla
la dejé pasar,
empañó mi espejo,
mis ropas húmedas se adhirieron a las paredes
mis ojos se volvieron nubes
perdí el tacto...
Tendida en el pálido suelo,
jugué a descifrar tus ojos,
soñé que la sombra de mi cuerpo
se proyectaba de los contornos hacia afuera.
La luna me observa,
y en los susurros de la noche me pierdo
esperando el primer trinar de la mañana
inicio del camino de ida,
de frente.
Horizonte de fuego,
las nubes, las flores, mis campos, todo...
todo está ardiendo!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario