Me dolió la noche,
con sus sombras trepidantes,
con su misterio incandescente.
Me dolió no tenerle,
sufrí el suave colapso del pasado en sus ramas,
vislumbré a distancia sus ojos,
se volvió bálsamo cruel
veneno cubriendo las heridas.
Le sentí descender suave
desde la lontananza de mi cielo,
desde mi locura,
su aliento llegó a mí,
despertando mi piel dormida.
Me dolió ese encuentro distante,
me dolió no estar,
contengo el pesar, lo vivo
como un desierto,
como una cicatriz relamida.
Cerré los ojos,
su voz suave se convirtió en ecos
se disipó en el aire,
como el sol muere en el regazo del horizonte.
Me sentí sola entre las miradas,
me hizo falta,
imaginé y abrasé su cuerpo,
mis dedos persiguieron sus trazos,
imagen lírica
melodía escurriendo.
Me hizo falta,
le estreché en el viento
murmuré su nombre
imaginé su espalda
respiré su aliento
y le dejé ir en silencio.
Desliz que pasa tangencial
ResponderEliminaren lo que no conoce,
en lo que puede transnochar
hacia algún suspiro fatal.
Delírio consonante,
palabra fija,
morfema reflexivo,
poesía en movimiento.
Salú Quintanilla, y que en las cadencias se acoplen las desinencias.
Salú Alfido Diletante y que se acoplen!
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