Un simple presentimiento
rompe mi sendero,
mis días se transforman,
adquieren tonos convulsos y chillantes,
soy insecto en agonía
pesadilla viva,
reflejo deambulando frente a su morada,
vida atragantada en fragmentos
en dosis mortales,
y de nuevo despertar desconocidos,
chuecos, desertores,
la luna roja,
la humedad y la nada
revientan contra mis ojos inundados,
mi corazón da un salto
el suelo desaparece bajo mis pies,
los lamentos se hacen mas fuertes
viajan con el viento,
sus voces no han muerto,
el silencio está cansado de llenar plazas y azoteas
con el último aliento de los caídos,
siento el olor de su sangre
hecha costras en la tierra,
se parten y florecen através de los huesos mutilados,
Yo persisto,
respiro, grito, me revuelco
e imploro
y toda mi garganta se llena de agujeros,
de astillas clavadas
una por cada minuto que mi ser permaneció
cuando aquellos cuerpos no vieron la luz,
mi hoy sigue torcido
mis oídos se contraen ante los susurros,
enciendo una vela,
respiro,
con su pequeña luz,
camino.
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