Suave invierno, roce de ecos
en tu poniente descanso,
mientras de tu seno
se desprende el cielo.
Me vuelvo pez,
estremecida
en el doloroso derrumbe de las hojas,
Lirio transfigurado,
me hundo en mareas boreales,
bebo de ellas,
cruzo las aguas de este tiempo,
- de solsticio a equinoccio, cuarto menguante.
Escapo entre abismos
alimentándome de las ansias de los álamos,
los que esperan
los que reverdecen.
Hiberno en el corazón tierra,
escucho a lo lejos el cantar del búho,
el arrullo perenne del viento
circula entre mis recuerdos,
sueño con el silencio astral,
con hilvanar memorias en mi vestido
no dejarte ir nunca!
mi Invierno
mi cuarta nube
mi cerrar de ojos,
mi sufrir en paz.
Pero tu ausencia vuela
de norte a sur
evocación de sangre,
aún tu sabor
estalla en mi dormida lengua.
Busco en mis entrañas
de raíces congeladas,
avanzo poco a poco
voy perdiendo cada célula,
soy cuerpo entumecido
roto...
las aves comerán los trozos
seré barro,
semilla
ala zentzontle
horizonte lunar.
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