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13.5.11

Del cuerpo y los conjuros del alma (simplemente no moriste, solo olías a muerte

Vivo de los pequeños duelos diarios, como el de la libélula que murió en mi sofá. Vivo de la intensidad del ocaso, los colores nocturnos y la música que se desprende del horizonte cuando amanece. Mi ser se colapsa ante los misterios de la niebla, escucho a las ninfas verdes deambular entre mis células y la noche. -Quizá muero en el deseo de perseguir temblores y vibrar en vuelos de seres alados-

Pienso en deshilar mis ojos, en deshacer los nidos de mi cabello…que los pájaros emigren de mi cabeza, pero nunca se van y necesito escribir en mi piel, palabras en tinta de hilo, llenar mis brazos y piernas, mis manos, contar las grietas de mis huellas, abrir mi ombligo, soplar sobre mis pestañas. Soy hija huérfana vida, soy muerte y desde los abismos me observo… sobre mis pasos va mi sombra, enramada, desierta, certera.

Me sumerjo en el andar del tiempo, en el paso de los ríos; hubo ciertos árboles que no me contaron sus secretos, aspiré sus cortezas y nada, solo las llagas de mis manos, los abrazos que se quedaron dormidos, las letras atrapadas en el alma y la palabra mutilada, solo inconsistencia verbal y el dolor de aprender a descifrar silencios, a darle de comer a las polillas, dejar de sentir las goteras, mirar en silencio como el techo se desmorona, guardar el sentir en la cajita frente al espejo. (Déjate caer, sal de la cajita, siente tu mirada en el retrovisor, al sol amaneciendo en la piel, a las hormigas del deseo devorar tu carne).

La Otra, la que habita en mí y fuera de mí se queda mirando, con la sonrisa ligera en los labios, detrás de la ventana con cortinas rojas, esperando, yo me marcho entre las sombras. Si me dejo caer y la locura asoma... las pesadillas se harán mas fuertes, soñaré con Ella, no me iré, su sonrisa me abrazará, me acariciará su aliento y me reventarán las escamas.

Recuerdo la noche del espejo roto, los polvos mágicos, el salir volando. (A veces hueles a muerte, te desdoblas, caes entre cristales que se te entierran y desgarran tu voz de viento, sigue el polvo en tus ojos, vuelves a soñar con conjuros y hechiceras de cielo).

Siento la sustancia que se acurruca en mi interior, caracol lunar que me grita en sueños y me habla al oído cuando estoy despierta, caminando por la calle, entonces todo se transforma en arena, veo las estrellas más cerca, escucho cantar a las cigarras que me persiguen, siempre detrás, a veces en silencio; vuelvo la mirada, lentamente... (y vuelves a existir a la mitad).

Reconozco mi mudez, mis sueños de hojas, recuerdo el día en que me volví pez, me desnudo, f l o t o. Veo la luz de la tormenta, escucho el tronar de su voz en mis huesos y me quedo quieta, persisto en ver mis párpados, en darme la vuelta, las llamas me devoran y me quedo quieta. Mis pasos en la arena siguen frescos de cuando volví del mar, me quedé dormida, atardecía, (te despertó un espíritu, uno que nunca duerme, viste tus piernas y brazos, ya no eras pez, solo escamas, te faltaba el aire, simplemente no moriste, solo olías a muerte, el espíritu que nunca duerme jugó con tus delirios, cabellos, labios y te quedaste quieta).

Pienso en dormir de nuevo y perseguir aquella imagen, en el fondo era un reflejo de hojas, era la entrada a un mundo fugaz paralelo al vacío...los sueños se escurren a través de las sombras.
(y de tu cuerpo siguen
cayendo
nubes).