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22.9.11

Acústica de mí

Como si fuera murmuro
y a la vez golpe de truenos
hilo y deshilo mi desteñido cuerpo,
melodías interminables caen
se diluyen en la cadencia nocturna,
la danza de mi sombra
deja restos de auroras en mis pies.


A través del espejo me desdoblo.


Mirada de abismos
y confusas tempestades
contemplas tu vientre de ramas,
secreto escurriendo sobre la mesa
se escucha arder el horizonte…
la soledad escondida en las sombras respira
los susurros trepan por tus piernas.

Mira como vibra tu devastación
mira como te vuelves aullido,
lanzas conjuros de viento,
los nudos de tu carne se dilatan,
con flores incrustadas en los ojos
llamas a los insectos sonoros del otoño.

Desvanecida en tus aguas,
amas ante las voces supersticiosas de la lluvia
la tinta del amanecer salpica a los pájaros

las voces callan

Con fragmentos de olas entre los dientes
tragas tu reflejo inerme y sigues mirando
cuentas los rostros de las paredes,
acaricias tu silencio y sigues mirando,

piensas en los muros de piedra
en su lengua -único vínculo-
en iluminaciones, la cajita, una puerta, el hilo sonoro
el vino amargo y la consolación
un cráneo.

Llena de ecos, vas destilando mareas
te persigues, escapas
te sabes rumor de aves, percusión terrenal,
te dejas acariciar por los acentos dispersos del ocaso,
y te hablas bajito,
antes de desaparecer entre
las almas que aman y resuenan
bajo las estrellas de noches incendiarias.