No es necesario estar en el momento preciso
o en el lugar preciso, para que las lenguas de fuego
se apoderen de ti.
Solo con un ligero roce, con un recuerdo, un sonido,
se produce el incendio, avanza poco a poco
recorre tu cuerpo, ilumina tu mente
Y entonces llega, el momento de vida
la paz, el vaciarse a si mismo, el extraer el dolor
el respirar tranquilo, la fuerza.
Durante el día me apago, varias veces
me gusta volver al escuchar los susurros
de mis amigos,
Los poetas sin poesía
los instrumentos sin melodías
los músicos sin voz.
Me regenero, me reproduzco, encuentro
los rincones no explorados, los que permanecen
A pesar de la oscuridad y la luz.
Pero…me cuesta entrar, mi humanidad pesa demasiado.
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