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22.8.10

La Hora Libélula

Sigilosa,
latiendo,
mudando de piel
transito por el laberinto
de la locura,


labios ardiendo
muslos contraídos
recuerdos ajenos se agolpan en mi cintura.

Las libélulas me prestan sus alas,

vuelo mas allá de mi lánguido poniente
alcanzando los trazos mas hermosos,
busco el néctar que provoca
la caricia espasmo
la tortura lenta
la deseable entrega.


El oleaje de ese sabor me inunda,
juega con mis piernas
recorre mi cuerpo
se esconde en mi cabello,
vuelve
sube
labios
piel
manos
sigue

lento

silencio.



Imagino su mirada sobre mí,
sus trazos,
custodiados en las memorias mas vívidas
flotan alrededor de las ganas de ser sumergida,
una vez mas en sus mareas lunares.

Su voz surge desde la lejanía
como una caricia del silencio,
su esencia alcanza mi vuelo,

vuelvo a ser libélula al viento

mudando de piel,

latiendo!

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